Abstracciones.
Tendemos a transitar la cotidianeidad polarizando ideas; viviendo la vida con cierta dicotomía. Muchas veces resulta complicado poder delimitar y administrar los recursos mentales y físicos de manera sabia y productiva. Muchos pensaran que no todo se basa en "producir", pero a lo que remite la idea es a la cuestión de producción de sentido, de placer y por qué no de crecimiento. Bien sabemos (o no) que donde no hay movimiento se produce estancamiento, por ende, muerte. Todo lo que no se ve afectado de dinamismo en la rutina cotidiana, tiende a sufrir cierta atrofia. Aplica a todo: vínculos, trabajo, salud, ocio.
Sostengo que la tendencia del humano es al pensamiento dicotómico, porque se tiende siempre a sostener cierta estructura organizadora de pensamiento. Por otro lado, cada uno de nosotros tiene determinada cantidad de "energía" mental para administrar y distribuir conforme sus intereses y responsabilidades. Hoy por hoy, de manera general, se observan a las personas apegarse concienzudamente a una manera de vivir o de hacer las cosas con cierto tinte estereotipado. Se sigue haciendo manifiesta la ansiedad que atraviesa a los sujetos, pero la cual lo hace desde otro lugar. Los rasgos más obsesivos irrumpen en una rutina que se diseñó para relajarse y disfrutar. Para dejar fluir la creatividad, el sentido de sí mismo, y la competencia con uno mismo, y por qué no con un otro. Tenemos personas abstraídas en sus responsabilidades laborales, quienes no pueden encontrar-se en medio de los cambios y vicisitudes propias del simple hecho de estar viviendo. Nos estamos convirtiendo en una sociedad de bandos, donde en cada cual se iza una bandera que expone los intereses propios como los mejores; y así gestamos un mundo donde cada quien se considera virtuoso por encima del otro. Y en esta posición inconsciente perdemos el foco de lo que es realmente importante. Considero que el rescribir la historia a diario implica responsabilidad, si, de eso no tengo dudas. Pero creo que el sentido de responsabilidad debe ir acompañado de la idea de juego, con cierto simbolismo, para no perdernos ahí, en la adultez selectiva.