¿Existen vínculos perturbados? Charlemos un poco...

24.02.2022

En lo  personal no me gusta hablar de "relaciones tóxicas", sino de vínculos o relaciones perturbadas. Hoy por hoy en la jerga popular se suele hablar con libertad sobre relaciones "tóxicas". Si bien el impacto que tiene por un lado es el de mayor visibilidad de este tipo de relaciones o nexos afectivos, la desinformación  o información a medias que se viraliza hace que uno caiga en ideas o conceptos que se alejan de las características centrales que giran en torno a dichas relaciones. 

Se ha naturalizado hablar de este tipo de relaciones que tienen características diversas y que generan desazón en quienes la componen;  relaciones atravesadas y sostenidas por conductas y modos de vincularse que habilitan malestar mental y emocional en las personas que sostienen dicha unión. Puede que las personas que componen este modo de relacionarse no presenten "otros vínculos" con similares características, es decir, que esa persona puede relacionarse con otras desde un rol más sano y saludable. Acá no estoy hablando ( y lo aclaro) de relaciones con violencia física, sino de relaciones que tienen manejos o hábitos comunicativos que afectan e impactan negativamente en el psiquismo de quienes forman parte de la pareja. El vínculo puede sostenerse desde muchas aristas las cuales son las que forman parte del inconsciente de los Individuos-pareja.


El tono de voz, la intensidad con la que se da del contacto físico, los silencios, la indiferencia, la frialdad, el "pendulismo" del juego "te doy y te quito", son elementos que dependiendo de sus características, se pueden considerar una forma de violencia. Cada uno de estos elementos responde a mecanismos vigentes en la subjetividad individual. Cada individuo tiene internalizado un concepto de "amor y de relación" sostenido y entrelazado de las primeras experiencias subjetivas afectivas con las características propias de personalidad. 

Tanto el que controla, como el que se deja controlar; el que cela, como el que se deja celar; el que grita como el que se deja gritar; el que ignora, como el que se deja ignorar sustentan esta tipología vincular, es decir, que este tipo de relaciones se va sobrellevando y muchas veces duran muchos años, porque los roles se van cambiando y la pareja entra en un estado de "homeostasis conflictivo".  El  conflicto forma parte del vínculo y sin conflicto, la pareja entra en crisis.

 Es fundamental trabajar en psicoterapia tanto desde lo individual como el abordaje de la pareja, porque una vez que se instala este modo relacional, hay que ocuparse de modificarlo sin que el cambio genere una crisis mayor.