¡Tapate los oídos y mirá!

19.02.2022

Existen personas que con sólo hablar,  trazan en los corazones de quienes escuchan la idea de una vida idílica. Estas personas poseen  la habilidad de convertir los escenarios más cruentos y complicados en la oportunidad perfecta para desplegar de todo el arsenal manipulativo que poseen. Generan una especie de "dependencia" en aquellas personas que sostienen relaciones vinculares con ellos. Los seres humanos nos caracterizamos por poseer voluntad y una singularidad que nos constituye como personas. Cuando una persona inhibe el ejercicio de libertad de otra, se da una especie de sojuzgamiento, en donde una de las partes queda supeditada al deseo de un otro. Si bien en la actualidad existe mayor visibilidad de este tipo de relaciones, aún hay mucha reserva y temor a la hora de exponer vínculos con estas características. Esta tipología vincular puede estar presente en cualquier ámbito que rodee la persona, es decir, puede ser pareja, un jefe en el ámbito laboral que utilice su posición para someter utilizando su posición jerárquica, o un familiar. Es fundamental comprender que este comportamiento se sostiene desde una realidad psíquica, en la que quien es víctima  del control y agresión cree que se merece esto  por algún motivo. El título de este escrito hace referencia a la importancia que tiene el ser coherente entre las palabras y las acciones que se llevan a cabo, ya que por lo general en este tipo de vínculos existe discrepancia entre lo que la persona dice que va a hacer, (las promesas que realiza, las palabras que enuncia con tanto fervor),  y lo que la misma persona hace.